Cuando pisan en la tierra
no suenan sus herraduras
no por ello disimulan
su coraje y su bravura
Me gustan sus andares,
su esbeltez y su nobleza
su estilo y abundante crin
su bien erguida cabeza.
El que hiere a este animal
no cabe mayor bajeza.
Cuidemos a los caballos
son la mejor bendición
un gran amigo del hombre
un buen regalo de Dios.
Un caballo cuando pasa
no te pide que le mires
más tú quedarás bien prendado
con el mover de sus crines.
Pronto de él te enamoras
si el caballo a ti se arrima
cuando anda te embelesa
al galope te seduce
al trote siempre fascina.
El mover de su cabeza
al tiempo que de sus remos
nos ofrece una proeza
riqueza pa los sentíos
que jamás olvidaremos.
Tu caballo no te olvida,
descansa y duerme tranquilo,
demuéstrale tu cariño,
enséñale sin descanso,
él te tendrá por amigo.
Vivimos entre dos mundos
el virtual y realista,
en los dos se ven caballos
que llaman nuestra atención
no le quitamos la vista.
A la madre del caballo
le cogí mucho cariño
en la casa de mi abuelo,
y las veces que la monté
cuando yo era solo un niño.
Esta madre es una yegua
noble como ninguna
sus genes han heredado
los caballos descendientes
pues madre no hay más que una.
Mucho se puede gozar
si tienes un buen caballo
él siempre valorará
tus caricias y su cuidado
Será tu mejor vasallo.
DC Levita
Romería 2015