Cuando las negras nubes
amenazan aguacero,
cuando el viento enloquecido,
penetra por los resquicios
de un verano casi muerto,
cuando el sol debilitado
calienta la última flor
con su rayo macilento;
cuando el suelo endurecido
se vuelve monocolor,
cuando árboles esqueléticos
se irguen en nuestras calles;
entonces, por mas que haya
buena cosecha de trigo,
y por mas que el mosto
desborde los lagares;
tengo sensación de frío
tengo sensación de hambre,
y una nostalgia infinita
de los días luminosos
de la vida trepidante.
Me voy quedando en silencio,
vienen días de humildad
al sentir la decadencia
del propio ritmo vital.
Bien comprendo en este tiempo
lo frágil y lo huidizo
de esta vida terrenal.
¡Creador del Universo
Padre y Maestro genial!
Con los ciclos naturales
Tú nos quieres enseñar,
que esta rutina que acaba
para volver a empezar
es tan sólo un paliativo
del deseo; que la saciedad vendrá
cuando veamos tu Rostro,
y nos llenes de alegría,
de amor, Justicia y verdad;
sin que hagan falta cosechas
ni uvas en el lagar.
Paz. Octubre 2014